El conector
Las SmartCards, utilizadas como Tarjetas Ciudadanas, son medios óptimos para vincular a los ciudadanos con los servicios que presta la ciudad. Esto es algo obvio en las ciudades donde ya lo hemos aplicado y sorprendente en las que lo están descubriendo. Con ellas se construye un puente entre los ciudadanos y los servicios, permitiendo el acceso en el sentido más amplio de esta palabra.
Esta no debe ser una meta en sí misma, sino un punto de partida para entregar la ciudad a sus habitantes. Desde una perspectiva citizentrista de las SmartCities los ciudadanos son el eje central de la ciudad, pero no solo como usuarios con acceso, sino como generadores de contenido y sobre todo como ciudadanos programadores
De forma análoga a lo que sucede con los sitios web y las aplicaciones, los usuarios de la ciudad detectan los problemas de funcionamiento, eligen las mejores opciones y marcan la pauta hacia la optimización de los servicios. Un grupo de estos mismos son los programadores, que teniendo esta doble capacidad, viven dentro de la ciudad para analizar sus necesidades y tienen las habilidades necesarias para usar las herramientas que los resuelvan.
Los resultados de este comportamiento son aplicaciones que se ajustan mejor al comportamiento general, incluso que las que son promovidas por medios oficiales.
Entonces, ¿qué sería necesario para alimentar este círculo virtuoso?. Por un lado, hemos de mejorar las capacidades técnicas de la población. En este contexto, la colaboración, los juegos y la enseñanza no reglada proporcionan mejores resultados que la educación oficial, alcanzando a sectores que están fuera de los ciclos educativos formales y sobre todo, haciendo que las iteraciones aprendizaje resultado, sean mucho más cortas.
Por otro lado, es necesario ampliar la materia prima que necesitan estos desarrolladores. Una de las fuentes fundamentales son los datos abiertos. Una aplicación sin datos reales, es una simulación.
Sin embargo, estos datos son fuentes genéricas e impersonales, orientadas a mostrar en distintos grados de amplitud y actualización, el funcionamiento de servicios. Pero, cuando hemos tendido un puente entre los servicios, tenemos la capacidad de vincular esta información para cada ciudadano.
Uno de los proyectos desarrollados en este sentido, permite que un ciudadano se identifique con su tarjeta ciudadana en una aplicación de venta de entradas y reciba un descuento en relación a su perfil. Los gestores de la aplicación, no conocen el perfil del usuario, sólo el descuento que han de aplicar y que ha sido pactado previamente. El ciudadano no ha de identificar o validar su perfil ante terceros, sobre todo, cuando se trata de información sensible relativa a su situación socio-económica. Esta es una de las formas en las que podemos adaptar el funcionamiento de servicios a la situación de los ciudadanos.
Todavía podemos ir un paso más allá y activar cada tarjeta ciudadana como tíquet de acceso al recinto para el que se han vendido las entradas.
Este es un ejemplo práctico de como desarrollando conectores que hace tareas muy concretas, permiten enlazar conjuntos de datos muy separados como son el perfil socioeconómico y el acceso a un teatro, sin transmitir información sensible y sin tener que desarrollar complejas estructuras de interconexión. A partir de aquí se pueden desarrollar variantes para su aplicación en servicios online, en aplicaciones móviles, en solicitudes de servicios, etc.
¿Cual es el siguiente paso? Ponerlo a disposición de los programadores. Una solución es buena si se aplica, pero si es abierta, todavía será mejor, permitirá a otros adaptarla, expandirla y mejorarla.
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