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… y en el principio fueron las Redes

Leo que Chicago quiere resucitar su proyecto de construir una gran red pública de banda ancha. El proyecto pretende impulsar la innovación, la creación de empleos y, en definitiva, el desarrollo económico. También busca disminuir la brecha digital.

Los mismos objetivos que hay detràs de la apuesta de Zaragoza por la conectividad: 462 puntos WiFi públicos, 200 km de fibra óptica propia, red WiMax para servicios públicos en movilidad… Varios años de trabajo por parte de mucha gente: compañeros del Servicio de Redes y Sistemas, de la Web Municipal, del Servicio de Alumbrado Público, del Departamento de Contratación, de Prensa y Comunicación, empresas pequeñas, medianas y grandes que nos ayudaron, Juntas Municipales de distrito con las cuales determinamos las zonas a cubrir, ciudadanos que se ofrecieron como beta testers, etc.

Leo también en el mismo artículo que Chicago ha extendido el plazo para presentar ofertas al mencionado concurso, y no puedo evitar imaginarme que, allá como aquí, el mercado y los intereses públicos no siempre coinciden. Nuestro primer concurso de explotación de la red WiFi fue un ejercicio de malabarismo, tratando de conjugar interés social, retorno económico, y un estricto marco regulatorio. Quedó desierto. No nos dimos por vencidos: extendimos plazo, rebajamos canon, flexibilizamos condiciones, volvimos a lanzar un nuevo concurso: se presentó una sola empresa. Fueron atrevidos. Ganaron. Había nacido el servicio WiZi sobre la última red que ha aparecido en nuestra ciudad, la red WiFi municipal. La última red de este complejo sistema nervioso que son las ciudades. Evidentemente, antes hubo otras.

De redes y personas

Uno de los saltos más decisivos en la historia de las ciudades fue la aparición de la red de saneamiento y abastecimiento de agua. Ambas redes mejoraron sustancialmente las condiciones higiénicas y como consecuencia la esperanza de vida aumentó. El despliegue de la red eléctrica abrió el camino de un cierto confort en los hogares y el trabajo. La mejora continua de la red de transporte nos permitió movernos con facilidad.

En Zaragoza, una de las redes más importantes es la tupida red de centros cívicos y culturales que, desde finales de los años setenta se ha construido en la ciudad. Ciudadanos, asociaciones y Ayuntamiento contribuyeron a poner en marcha la red y contribuyen hoy a su sostenimiento, como usuarios y co-creadores de programas, como “proveedores de contenidos”, o como proveedores de la infraestructura. Parece que no esté ahí, pero, si lo pensamos bien, nos daremos cuenta que, al igual que ocurrió en su día con la red de saneamiento y abastecimiento de agua, la red de centros cívicos ha supuesto un salto general en términos de cohesión social y calidad de vida para un amplio conjunto de la ciudadanía. En situaciones difíciles como las que vivimos hoy en día apreciamos mejor su valor y admiramos a los que la pusieron en marcha.

En los años recientes muchas ciudades han abordado el siguiente salto. La conectividad. Chicago, Zaragoza, Luxemburgo, Barcelona… Apuestas fuertes por una capa de conectividad pública. Ahora que lo público parece estar en retirada en las sociedades occidentales muchos pensamos que el acceso a la red debería de ser universal, abierto, no discriminatorio. Un servicio básico más. Y cuando se trata de servicios básicos y de garantizar la igualdad de derechos, lo público no debe retirarse, sino que debe dar un paso al frente y mantenerse ahí pese a las dificultades.

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4 thoughts on “… y en el principio fueron las Redes

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