Una de plataformas de SMART CITY (1/2)
Este verano he tenido la oportunidad de colaborar con una AAPP en la elaboración de una propuesta para la convocatoria de Territorios Inteligentes de Red.es. Gracias a ello he podido profundizar un poco más en el universo de las denominadas plataformas SMART. Resumo en las dos siguientes entradas algunos de los apuntes más destacados.
Soy consciente de que este post suena de entrada a Terror Tecnológico, lo que me da pie para insistir en el hecho de la ciudad digital. Ya sé que la ciudad inteligente no se trata fundamentalmente de tecnología, sino de personas. Pero es incuestionable que las ciudades son cada vez más digitales a partir de un proceso de adopción intensiva de TIC en el que afortunadamente no solo estamos aumentando la eficiencia de los procesos, sino que la transformación trae consigo nuevos servicios y una mejora sustancial de los estándares de calidad de vida. Kenneth Cukier describe bien la noción de revolución tecnológica en “Big data and the future of business” cuando apunta que no se trata simplemente de “más de lo mismo en mayor cantidad”, sino de un “más de algo nuevo”, de un “más mejor”, de un “más diferente”.
¿Qué hay de nuevo con las plataformas SMART? ¿Qué mejoras aportan?¿Qué traen de diferente?¿Que es una plataforma SMART?
En España nos hemos tomado con bastante entusiasmo, al menos de partida, la cuestión de las ciudades inteligentes. Así, entre otras medidas hemos puesto en marcha la RECI, hemos desarrollado el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes y hace ya más de dos años que la SETSI lanzó el Comité Técnico de Normalización AEN/CTN178 “Ciudades inteligentes”. Este comité, que cuenta con la participación de más de 700 expertos y representantes de diferentes administraciones públicas, industria y academia, se ha convertido en una referencia a tener en cuenta para el desarrollo de servicios urbanos y del territorio con la etiqueta “Smart”. Creo que el CTN 178 es un esfuerzo de muchos en la buena dirección y, con acierto, puede convertirse en uno de los procesos de estandarización internacionales más relevantes dentro de la temática Smart.
Una de las normas aprobadas recientemente en el ámbito del CTN-178 es la UNE 178104 “Sistemas integrales de gestión de la ciudad inteligente”, que se centra precisamente en definir las capacidades, componentes y requisitos de lo que hemos denominado Plataforma Integral de Ciudad, siendo el sistema de información nuclear con el que se pretende impulsar las Ciudades Inteligentes en España.
La UNE 178104 establece un modelo de capas para las Plataformas Smart como el que aparece en la ilustración:
Sin entrar en mucho detalle técnico, se intuye con cierta claridad que una plataforma SMART es un gran gestor de conocimiento que se nutre de datos provenientes de múltiples fuentes con el objetivo de proveer más y mejores servicios (inteligentes) accesibles mediante interfaces estándares, y todo ello gestionado a través una capa de soporte unificado para toda la infraestructura. Idealmente, todos los datos que genera una ciudad en su funcionamiento (no solo su ayuntamiento) deberían pasar por nuestra plataforma Smart.
¿Para qué una plataforma de ciudad?
Me lo he preguntado en numerosas ocasiones, puesto que con mayor o menor grado de intensidad, las AAPP llevamos años recogiendo, almacenando y analizando información de fuentes propias y ajenas; estamos siendo capaces de crear mecanismos de interoperabilidad a través de sistemas abiertos basados en protocolos REST (o con servicios WEB) para que nuestros departamentos de gestión e incluso terceras partes, tengan un acceso continuo y en tiempo real a la información que generamos; tenemos apps para buscar aparcamiento, para turismo, del tipo “fix my street”; controlamos la red semafórica con sistemas de propósito específico; estamos evolucionando las redes de alumbrado público para hacerla más eficientes; tenemos portales de Opendata más o menos agraciados, de Gobierno Abierto y un sin fin de servicios electrónicos que consideramos “inteligentes”. Fácilmente podemos llegar a cuestionarnos si realmente necesitamos una plataforma integral para hacer mucho de lo que ya hacemos.
Yo creo que, en esencia, las grandes administraciones públicas y en particular las grandes ciudades, tienen los recursos técnicos necesarios para ejecutar la mayor parte de las funciones que se describen en una plataforma SMART. Pero retomando uno de los argumentos de partida, hemos entrado en la era del Big Data, y esto no va a significar simplemente más datos, más velocidad de proceso o proveer servicios públicos con más fruición. El Big Data trae consigo nuevas aproximaciones a la hora de plantear y resolver problemas complejos, de descubrir información invisible, de destapar correlaciones entre datos que pasan desapercibidas: fuerza bruta que se puede utilizar de manera inteligente. Cukier, de nuevo, lo expresa de forma sencilla y efectiva cuando compara dos aproximaciones para programar un coche sin conductor: la tradicional en la que trataríamos de enseñar al coche cómo conducir, y la aproximación Big Data en la que, a la vista de toda la información recibida y procesada en tiempo real, el coche realizaría miles de predicciones por segundo y tomaría la mejor decisión en cada momento. El enfoque es complemente diferente.
Hasta el momento, el almacenamiento y la explotación del Big Data es un universo que, en el caso de las administraciones públicas, está todavía pendiente de ser explorado. Desde este punto de vista, las plataformas SMART introducen el Big Data en la agenda de las ciudades como elemento nuclear, a través de sistemas especializados de almacenamiento y tratamiento de grandes volúmenes de información. Todo ello, siguiendo el razonamiento de Cukier, nos llevará a replantear los problemas tradicionales desde una perspectiva del dato masivo ciertamente radical.
Ontologías y normalización del dato
Allá por el año 2006 durante la celebración del evento internacional de emprendimiento Innovate!Europe en Zaragoza, se preguntaba en bloque a un panel de expertos sobre la WEB venidos desde Silicon Valley algo como “¿Who thinks the semantic web sucks?” Todos ellos levantaron la mano disparados. Casi diez años después me atrevo a decir que la incorporación de ontologías y de semántica a los procesos de ciudad que utilizan tecnología es esencial, siempre que se haga con una visión abierta y global a la que luego me referiré.
Una ontología es una descripción explícita y formal de un esquema conceptual aplicado sobre un dominio de datos. De manera muy simplificada, si vamos a manejar información (data) entre máquinas que van tomar decisiones, o en procesos de aprendizaje artificial, se hace necesario la definición de dominios de información compartidos para que esas máquinas se entiendan, llamen a las cosas de la misma manera y con significados idénticos. Como diría Rajoy: “un vaso es un vaso y un plato es un plato“, o debe serlo para todos los sistemas de información. Por ello, si apoyados en las TIC estamos captando, almacenando y sometiendo a un “tercer grado” a todos aquellos datos que provienen de los diferentes sistemas de la ciudad, resulta imprescindible utilizar ontologías para describir “esa” ciudad y dar significado común a todos sus componentes físicos, infraestructuras y relaciones. No digamos si pretendemos intercambiar información y procesos con otras ciudades u otras organizaciones. Así, las plataformas SMART incorporan sistemas para definir y gestionar las ontologías que serán de aplicación a datos y procesos a partir de los cuales podremos desarrollar servicios inteligentes. Del mismo modo, se hace necesario disponer de sistemas que normalicen el dato entrante en la plataforma, que como sabemos, vendrá de múltiples fuentes (propias y ajenas) y en formatos muy variados. En este caso Barcelona lo tiene muy claro y propone normalizar el dato teniendo en cuenta el dominio propio de la información del que proviene (dominio ontológico), el dominio temporal y el geográfico, es decir: qué, dónde, cuándo. El dato de calidad, en definitiva, es el pilar central de cualquier sistema inteligente.
Continúa en “Una de plataformas SMART 2/2. Un menú variado”