Software Libre en la Ciudad
Hoy es difícil hablar de software libre sin caer en tópicos. Me quedo, depués de casi diez años promoviendo el software libre desde el ámbito público, con dos ideas que tienen para mí un valor extraordinario y que creo son relevantes en la construcción de una sociedad innovadora.
La primera es la creación de una comunidad en torno a un proyecto. En efecto, y aunque en muchas ocasiones ésta magia no se produce, existen numerosos ejemplos de grandes comunidades internacionales participadas por empresas grandes y pequeñas, emprendedores y contribuyentes individuales, que colaboran en el desarrollo de un producto de software libre, cada uno con sus propios intereses, entre los que predomina, desde luego, el económico.
La acción de crear una comunidad es una tarea ciertamente compleja, y pertenece lamentablemente a ese tipo de iniciativas cuyo éxito no está garantizado siguiendo una receta o haciendo inversiones importantes. Una comunidad, de alguna forma, “sucede”, pero atendiendo a los ejemplos locales de éxito, exige esfuerzo, entusiasmo, organización, cultura de colaboración y sobre todo, liderazgo meritocrático.
La cuestión que planteo en este punto es si podemos identificar y promover desde lo público o lo privado las condiciones necesarias para que florezca en la ciudad una cultura de innovación cooperativa, es decir, de comunidades de innovación. Y si es posible que esta actitud emprendedora colaborativa, una vez extendida lo suficiente, pueda convertirse en una ventaja competitiva real de la ciudad.
La segunda idea que me parece relevante, consecuencia de lo anterior, es que el software libre significa conocimiento experto, o mejor, tecnología punta al alcance de la sociedad. Sorprende ver, entonces, la cantidad de tecnología punta que desperdiciamos todavía desde lo
público y lo privado; aunque tengo la impresión o la sensación de que cada vez son más los desarrollos que se apoyan en software libre.
Además, este valioso recurso disponible tiene un enorme potencial educativo a través de aplicaciones adaptadas para las diferentes edades, pero especialmente, siendo referencia y ejemplo de lo que otros ya han resuelto, para futuros programadores, creadores e innovadores.
Con todo, lo que quiero transmitir es mi convencimiento de que el software libre, planteado como una actitud colectiva de transformación, supone una potente herramienta de creación de valor y competitividad para una sociedad. Creo que tenemos una buena oportunidad, si es que sabemos, para crear un ecosistema de innovación que naturalmente debe comenzar en las edades más tempranas y que debe incorporar de manera sistémica los principales valores que hacen
posible la existencia del software libre.
Pingback: Conferencia Lunes: Medellín, capital de la innovación de Latinoamérica | Texto casi Diario
Gracias Mariano. Muy instructiva y llena de lecciones que aprender. Próximamente subiremos un post sobre el asunto. Saludos.