SmartCards para ciudades más inclusivas
Las smartcards y por extensión los monederos electrónicos también son instrumentos para garantizar el derecho al acceso a los servicios públicos, no solo para realizar micropagos por el uso de los mismos. Pero para alcanzar ese acceso no todo el mundo parte en las mismas condiciones. La situación laboral, cargas familiares, capacidades físicas u otras circunstancias sociales impiden el acceso de facto.
Este es el punto en el que la tecnología se aplica en favor de la sociedad. Los ciudadanos se identifican ante la ciudad y pueden expresar esas dificultades socioeconómicas de una forma particular y permitiendo a la ciudad que responda de la forma más adecuada a su perfil.
Existen varios retos destacados a la hora de aplicar esto:
- Disponer de un instrumento de acceso ágil. Sin una plataforma tecnológica adecuada, los costes y las cargas burocráticas impiden la aplicación de las medidas.
- Maximizar el alcance. Es necesario implicar a todas las partes interesadas (stakeholders) para que mediante la acción coordinada y facilitando las herramientas adecuadas, se amplíe el número de soluciones y el número de destinatarios.
- Garantizar la privacidad de los perfiles socioeconómicos. Esto es obvio y en el caso de las Administraciones Públicas un requisito imprescindible, pero muchas veces se olvida, llegando a casos en los que se muestra el nivel de renta según los colores de una tarjeta.
Esto permite ampliar el alcance de las medidas sociales, y además aumentar la eficacia de las mismas al conjugar múltiples variables. De forma análoga a como se diferencian el riego por goteo o por manta de agua.
Aunque siempre estamos hablando de servicios públicos, este modelo de acceso mejorado según una tipología personal, puede hacerse extensivo al ámbito privado, permitiendo incluso la realización de ofertas comerciales combinadas (descuentos, bonos, puntos, etc.) a determinados perfiles sociales sin que el comercio que lo aplica este bono conozca el hecho causal por el que lo aplica. Así la tarjeta le indicaría que tiene derecho a descuento según unas condiciones previamente establecidas, pero no le indicaría a qué perfil social pertenece.
Es necesario insistir en que esto es un planteamiento tecnológico creado para facilitar a los interlocutores sociales la aplicación de las mejores políticas que correspondan a cada caso.
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