Democracia, empleo y Smart City
Depende de cómo orientemos el tránsito hacia la Smart City podemos tener más o menos democracia, más o menos empleos.
La figura hace referencia a la “Estrategia de gobierno abierto 2012-2015 de Zaragoza. Hacia una ciudadanía inteligente” , una estrategia que busca soluciones y oportunidades para las instituciones, empresas y ciudadanos, pues creemos que el tránsito hacia una ciudad de código abierto puede ayudar a resolver la doble crisis económica y democrática que nos azota.
La transparencia en cuestión la hemos presentado en dos lugares bien diferentes en las últimas semanas. La presentamos en la Smart City Exhibition de Bolonia frente a un nutrido grupo de asistentes, en su mayoría activistas urbanos (arquitectos, investigadores, trabajadores sociales, desarrolladores de software, etc) preocupados por la activación (y ocupación) del espacio público físico y digital. El foco de las preguntas y del vivo debate que se suscitó después estuvo en la parte superior de la tarta: transparencia y control (de las instituciones, y de los políticos por extensión), y vínculo digital (para reforzar los lazos entre el espacio urbano compartido y las personas)
La segunda ocasión en que hemos mostrado esta figura ha sido en la sede corporativa de un gigante tecnológico, enfocado de lleno en el negocio de las Smart Cities. En este caso, los ojos de este “gran hermano” miraban insistentemente la parte derecha de la tarta: el vínculo digital (imaginamos para reforzar los lazos entre la corporación y las personas, sean aquéllos de la naturaleza que sean) y, obviamente, la porción gris denominada “Smart Cities” (en su acepción de gestión urbana eficiente y verde gracias a la tecnología).
Ante este hecho, dos cuestiones de manera muy rápida:
– los activistas urbanos (o “civic hackers”) y las multinacionales están interesados por igual (aunque probablemente por distintos motivos) por los datos que la ciudad genera y por el vínculo que, a través de esos datos, se establece con la ciudadanía. Es necesario, pues, una institución pública que garantice los derechos ciudadanos asociados a esos datos sin dejar de explotar el potencial para generar valor social y económico que tales datos conllevan.
– la parte de la tarta más acuciante, la económica, es decir, la posibilidad de generar más y mejores empleos gracias a la innovación, no forma parte del discurso de ninguno de los dos actores, especialmente del segundo. ¿Cuál es el actor clave entonces que ayudará a las ciudades a convertir la innovación en empleo? ¿Y si nuestros compañeros iniciales de viaje estuvieran más cerca de nosotros, en nuestras universidades, en nuestras PYMES, o en los “city makers” que día a día se nos acercan con ideas valiosas de transformación?
Como dice Anthony Townsend en su último libro “Smart Cities”, a propósito de las grandes fuerzas que operan en las ciudades: “En el centro de este nuevo campo de batalla está el Ayuntamiento. A uno de los lados, acampan los equipos de ventas de las multinacionales ofertando modelos de colaboración público privada a cambio de contratos exclusivos de gestión de las infraestructuras de los ayuntamientos secos de tesorería. En el flanco opuesto, civic hackers pidiendo acceso a los las infraestructuras y a los datos públicos […]”
En este contexto planteamos nuestra “Estrategia de gobierno abierto”, en cuyo puntal se sitúa “Etopia. Centro de Arte y Tecnología”, con la intención de convertir el campo de batalla que Townsend menciona en un campo de juego, de aprendizaje y de trabajo para crear los empleos que nos preocupan, transformar la sociedad desde abajo, dar salida a las legítimas demandas de apertura ciudadanas, y crear (que no encoger, ni privatizar, ni otorgar nuevos pseudomonopolios) nuevos servicios, negocios y mercados abiertos ligados a las ciudades inteligentes. Una nueva institución en la que administraciones, ciudadanos, pymes y multinacionales hablen de tú a tú y colaboren en crear algo distinto.
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Hola.
Me ha parecido muy interesante la reflexión que dejáis entrever sobre ciudad y política (o esfera publica) aunque me ha sabido a poco.
La verdad es que me sorprende un montón que no se articule más debate que ponga en contexto las relaciones derivadas de la tecnología y los sistemas políticos desde la perspectiva de ciudad.
Quiero aprovechar para citar una lectura que creo que complementa a la de Townsend que citáis. Citizenville, de Gavin Newsom.
Enhorabuena por el proyecto. Me encanta leeros.
Saludos
Gracias Eusebio. Tomamos nota de tu lectura recomendada y te agradecemos la sugerencia de desarrollar un poco más la visión, cosa que prometemos hacer en posteriores posts. No queremos realizar tampoco artículos demasiado largos.
Una de las cosas que queremos explorar más a fondo es cómo articular una participación más profunda de la ciudadanía en diseñar proyectos de ciudad inteligente, ya sean redes, edificios, servicios o apps. Si algo venimos descubriendo últimamente es las ganas de mucha gente de entrar en el “nucleo de desarrolladores del kernel” de la ciudad de código abierto. Y hay mucha gente dentro de las instituciones que está dispuesta a facilitar esos equipos de trabajo conjuntos.