El doble desafío, político y económico, al que se enfrentan nuestras maltrechas sociedades, puede tener respuesta desde las ciudades, pues en ellas se concentran los grandes silos de talento y potencial innovador. En un contexto fuertemente competitivo entre ciudades que pugnan por atraer inversiones, talento e innovación, no existe una única respuesta a la doble crisis que nos azota, sino que cada ciudad busca, consciente o inconscientemente, su oportunidad teniendo en cuenta su ser, sus fortalezas y sus capacidades. De todas las respuestas posibles nos interesa la que, bajo la denominación de “ciudad de código abierto” fija la riqueza en el territorio empoderando a la ciudadanía y a las empresas para que ambas, a su vez, se generen a sí mismas oportunidades usando las infraestructuras urbanas de manera inclusiva, abierta y cooperativa.
Mucho se habla últimamente de ciudad de código abierto, y no siempre de manera diáfana y comprensible. El concepto trasciende lo meramente tecnológico para impregnar una manera de “hacer ciudad” o, más exactamente, de “reconfigurar la ciudad” ya existente para mejorarla. Algunos rasgos que indican el grado de “apertura” de los proyectos, iniciativas y programas que lleva a cabo la ciudad pueden ser los siguientes: Continue reading