El inminente punto de cruce entre dos rectas paralelas
Hace varios años, cuando nos unimos al proyecto de transformación de la ciudad que supone Milla Digital, discutimos dentro del grupo acerca de cómo acortar la distancia que separaba al proyecto de los grupos no tecnológicos de ciudadanos. Y eso que el proyecto, en esencia, supone llevar al ámbito económico la idea que subyace tras el software de código abierto: generar riqueza en el territorio “puenteando” la dinámica según la cual la gente local tenemos asignado el papel de usuarios de una tecnología cuyo acceso está cerrado y cuyos beneficios, en una especie de “colonialismo” informático, huyen lejos de aquí dejando solo alguna migaja en el territorio. Bien explicado, el valor de esta idea no debería ser difícil de entender.
Desde hace tiempo, nos relacionamos en y con grupos de consumo ecológicos, cooperativas de financiación de microproyectos, suministradores de energía alternativos, o locales en los que los pequeños pueden hacer talleres distintos a los que realizan en la escuela. En esos círculos y en la gente que los componía, aunque abrazaba los valores de apertura y empoderamiento local, no calaba nuestro discurso de innovación. Por otra parte, las comunidades más tecnológicas, probablemente por una cuestión biológica (muchos de estos grupos están compuestos por familias), eran relativamente ajenos a estas dinámicas cívicas.
Desde entonces, la brecha entre los dos mundos se ha ido acortando. Un factor que ha empezado a acercar a las familias no tecnológicas son las actividades infantiles relativas al movimiento maker (scratch, arduino, robótica,…) La composición de los talleres ha ido cambiando. En su inicio, allá por el “Scratch Day 2011”, casi el 100% de los chavales pertenecían a “familias TIC”. Últimamente se ve un mayor número de familias con perfil más diverso. Sería interesante conocer el porcentaje de “familias no TIC” en la actividad más ambiciosa realizada hasta ahora en este ámbito, la “Colonia Etopia Kids”, y saber así si se produce un verdadero “punto de inflexión” en el objetivo transformador que nos empuja.
Las comunidades tecnológicas también han comenzado a desplazar sus inquietudes hacia otras esferas de la vida pública. Nos atrevemos a sugerir que esta especie de “desplazamiento hacia el rojo” se produce en torno al 15M. Muchos tekkis comienzan a participar políticamente. Una política alejada de partidos, pero política (y con mayúsculas) de todas formas.
Las redes sociales se configuran como uno de los lugares (en este caso virtual) donde este proceso de acercamiento mutuo comienza a cobrar forma. Sin embargo, todo lugar virtual necesita de su pareja física donde vernos las caras y realizar otro tipo de debate y relación. En este sentido, el evento TEDxZaragoza 2013 puede hacer de conexión entre los dos planos virtual y físico. Organizado por gente del mundo tecnológico, su contenido trasciende ese nivel e incorpora valiosas innovaciones sociales en el ámbito energético, artístico, y económico.
El hecho de que el lugar elegido para la celebración de TEDxZaragoza sea “Etopia. Centro de Arte y Tecnología”, en el corazón de la Milla Digital, no es casualidad, como tampoco lo es que TEDxMadrid 2013 haya elegido Matadero Madrid como sede, Son estos nuevos centros de innovación donde esta nueva “ciudadanía inteligente” en sentido amplio se empieza a sentir como en casa, simbolizando así el sentido transformador de los proyectos. Proyectos de innovación que, si bien pudieron ser percibidos en sus inicios como excesivamente novedosos o alejados de las necesidades reales de la gente, en 2013, y en la medida que esta crisis feroz sacude nuestras seguridades, se visualizan sin mayores explicaciones como necesarios y certeros.
Afirma la geometría euclídea que las rectas paralelas se cruzan en el infinito. Crear lugares abiertos, accesibles y reconfigurables ayuda a que ese lugar tan lejano esté ahora al alcance de la mano.
Daniel, muy interesante este planteamiento. Es una reflexión clave para dar un sentido urbano al cambio tecnológico en la ciudad y fue el punto de partida precisamente de la reflexión de UrbApps, que en su momento estuve moviendo. Dar un paso atrás en los hackathons y otras dinámicas de desarrollo de apps para la ciudad, muy enfocadas a atraer al perfil más técnico, cuando previamente a la fase de desarrollo hace falta una reflexión más amplia en términos de diseño, de definición del problema que se quiere resolver, etc. y, sobre todo, crear entornos de colaboración más estables en el tiempo para crear comunidades con perfiles más diversos. Importa más el proceso que el resultado.
Totalmente de acuerdo con tu última frase, Manu. En nuestro tránsito de la tecnología a los procesos cuántas veces no habremos dicho lo de la “tecnología no es un fin sino un medio”, especialmente en el diseño de las Smart Cities. Sin embargo, una vez llegados al territorio de los procesos, parece que nos gusta quedarnos aquí, un camino sin duda más interesante y rico. En este sentido nos hemos vuelto un poco “homéricos”, disfrutando del viaje y del “roce” con la gente diversa con la que lo compartimos.