OpenData en círculos (virtuosos)
Una de las mejores métricas del éxito es la exigencia del público. Cuando un libro nos gusta queremos leer más del autor.
La situación que a continuación describimos se ha producido en Zaragoza, pero podría haberse dado en cualquiera de las ciudades que impulsan la publicación de datos de forma transparente, que catalogan y liberan datos abiertos de los servicios públicos, propios o en concesión. En cualquier ciudad que anime a empresas, administraciones y servicios a reutilizar los datos y a desarrollar aplicaciones que generen valor social o económico.
Las reglas para “predicar con el ejemplo” en materia de datos abiertos no difieren mucho de las siguientes:
- Publique sus datos.
- Manténgalos actualizados. Los datos, como el pescado, o está fresco, o no vale.
- Use formatos estándar que los programadores puedan reusar (el .pdf no vale).
- Licencias libres. Si quiere que se usen, que los usen para lo que quieran.
Uno de los efectos positivos y casi inmediatos de esta política, como ya ha ocurrido en Zaragoza y en otras ciudades, es la aparición de aplicaciones móviles y web que hacen uso intensivo y combinado de estos datos.
No obstante, en paralelo al número de aplicaciones, es esperable un aumento de las quejas (ver foto.) “¡Falta publicar los datos en tiempo real de … !” (rellene el hueco con el servicio que se le ocurra).
Seamos sinceros, esto al principio escuece, pero cuando reflexionas sobre ello te das cuenta de que es una medida de éxito. ¡ Queremos más ! ¡ Queremos todo ! De repente, los datos abiertos pasan a engrosar la lista de derechos irrenunciables, lo que unido a la capacidad de la comunidad de desarrolladores para difundir el mensaje a través de las redes o de las propias apps, como en este caso, supone un doble acicate para las propias instituciones que los promueven.
Si se quiere construir una Smart City bajo un modelo de cityzentrismo (el ciudadano en el centro) no se puede aspirar a un público mejor. Uno que utiliza los datos abiertos, que construye aplicaciones, que genera valor social y que quiere más.
¿Y qué podemos hacer nosotros, los que trabajamos “al otro lado”? Lo que estamos haciendo, encajar deportivamente las críticas, trasladar ese interés a los servicios, explicarles cómo esto estrecha la relación entre ellos y los usuarios y, en último término, extender nuestra reflexión a la comunidad a través de una entrada en el blog ;-).
Y es que, en definitiva, promover entre todos la política de datos abiertos no es sino una forma de reforzar el vínculo digital entre la ciudadanía y la ciudad o, dicho en el lenguaje del social media, de pasar de habitantes a fans.
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