Aproximación a la Lean City (I): principios y valores
Nuestro trabajo consiste en pensar, diseñar y ejecutar proyectos de innovación para una ciudad, Zaragoza que, además, es la nuestra. La mayoría de esos proyectos tienen que ver con el fenómeno de las ciudades inteligentes o smart cities. Desde que entramos en contacto con la teoría de “Lean Start-up” le hemos dado unas cuantas vueltas a cómo podíamos aplicar sus principios a la innovación urbana. Este post es una primera aproximación a ello; queda pendiente profundizar algo más hasta tratar de formular una pequeña teoría de la “Lean City”, una evolución del concepto de ciudad inteligente que disipe menos energía en proyectos fallidos y que aporte todavía más valor social y económico a sus habitantes.
Podemos resumir los principios “lean start-up” en:
- Validación rápida de la hipótesis de partida. Cuando ideamos un proyecto, un programa, un producto, lo hacemos en base a una hipótesis “Eso es lo que mis usuarios necesitan o desean y, por tanto, lo utilizarán”. Una vez pensada la idea del proyecto es urgente validar esta hipótesis cuanto antes y al menor coste posible. Los desarrollos finos ya vendrán después. Un matiz importante: “lean start-up” no asume por principio que lo que el usuario dice que quiere es lo que luego usará, sino que se propone validarlo de manera temprana.
- Minimun Viable Product. El primer prototipo “utilizable” se llama así en la terminología “lean start-up”. ¿Cuál es el producto más sencillo y más rápido que puedes construir para validar tu hipótesis de partida? Es de sentido común, pero supone aún así un gran cambio mental. No se trata de seguir un camino ágilmente hasta comprobar que no nos lleva a ningún sitio, sino de comprobar de manera temprana si merece la pena perseverar o pivotar (cambiar la concepción del producto.)
- Encontrar el “motor de crecimiento sostenible”. La base de este principio es que los nuevos usuarios se generan atraídos por los usuarios existentes. Cuidado con fijar métricas del éxito basadas en la “vanidad”. Medir las ventas o el grado de utilización puede ser una primera aproximación pero puede no ser suficiente. Es muy posible que las ventas hayan aumentado solo por efecto del gasto en publicidad o porque estamos regalando el producto. Debemos centrarnos en medir la capacidad del producto de atraer por sí solo nuevos usuarios.
Creemos que los principios Lean Start-up destilan una serie de valores fundamentales para nuestro trabajo:
- Duda. No pensar que necesariamente sabemos lo que hemos de hacer. Las hipótesis sobre lo que es necesario y útil para nuestros grupos de interés en la ciudad deben ser contrastadas lo más rápidamente posible para evitar disipar energía en desarrollos baldíos.
- Autocrítica. Someter a examen permanentemente a nuestros proyectos, incluso a aquellos que parece ir razonablemente bien. El éxito aparente puede estar debido a factores ajenos al producto como ausencia de una competencia en nuestro entorno, inversiones en publicidad o en comunicación, etc, ocultando el peor de los problemas: que nuestro proyecto, en realidad, no sea tan bueno. Si esto es así, acabará por salir a la luz cuando sea demasiado tarde.
- Rigor. Si por algo se distinguen los principios “Lean start-up” es por la aplicación del método científico en el proceso de validación de nuestras hipótesis a lo largo de todo el proceso. Por eso una buena elección de los parámetros de medida es fundamental. Por ejemplo, no es tan importante medir cuánta gente usa un determinado proyecto como cuál es su grado de “vinculación” con el mismo. ¿Hablan bien de él? ¿Lo recomiendan? ¿Repiten? ¿Se convierten en “embajadores digitales”?
- Sostenibilidad. La definición exacta de sostenibilidad variará de un proyecto a otro, pero se puede definir un rasgo común. Si el proyecto crea más valor del que consume, tendrá muchas posibilidades de “sobrevivir”. Estamos en una época en que hasta el mejor de los proyectos puede quedarse sin financiación. No estaría mal introducir este criterio antes de lanzar un proyecto. ¿Qué ocurre si a medio plazo me quedo sin presupuesto? ¿Puedo hacer algo para “blindar” al proyecto en alguna medida frente a una súbita falta de financiación? Y, en último término, ¿puede el proyecto generar sus propios recursos, autofinanciarse?
Los principios “Lean Start-up” ayudan a realizar programas y proyectos de valor, de una manera eficiente y autosostenible. No sustituyen a las metodologías ágiles, pues entran en juego en una fase previa, la de la concepción del producto. Más bien responden a la pregunta de ¿qué voy a hacer y por qué? En resumen, ayudan a realizar trabajo útil o, lo que es lo mismo, a optimizar el dinero público.
Nota 1: si trabajas en proyectos de innovación te recomendamos vivamente leer el libro de Eric Ries “The lean start-up” si es que no lo has leído aún.
Nota 2:… y si crees que no hemos profundizado suficientemente en la capacidad de los sensores desplegados por la ciudad o en el potencial del open data para validar el éxito de los pilotos (o Minimum Viable Products) y de los proyectos de forma transparente y participativa tienes toda la razón. Ya advertimos que este post es solo un esbozo. Y los comentarios y aportaciones son siempre bienvenidos.
Una aproximación mucho mas sostenible que la de grandísimas inversiones públicas para que luego queden infrautilizadas.
Lean es el camino a seguir.
Para cualquier cosa que necesitéis, ya sabeis … 😉
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